Mecánica Monumental
ARTISTAS: Carlos Andrade, Jaime Ávila, Bernardo Salcedo, Edgar Negret, Feliza Burztyn y Elias Hëim.
CURADURÍA: Alejandro Martín
Desde que la fotografía permite fijar las imágenes, el ojo es otro.
La máquina se funde con la persona como un carro que acelera con un sutil movimiento del pie, incluso hasta chocarse y desencajarse.
Hemos venido a entender el propio cuerpo como una serie de mecanismos que podemos armar y desarmar: un organismo que podemos ensamblar añadiendo a la carne todo tipo de suplementos de plástico o metal.
Aquello que define algo como «mecanismo» es su relación con las demás partes al interior del todo mayor.
Cada día reconocemos nuevas maneras en las que funcionamos como engranajes y circuitos de una pieza más grande, donde lo importante siempre es que se mantenga el movimiento.
Abrimos la llave del agua para fundirnos con los ríos que llegan a nosotros a través del acueducto y que se llevan todos nuestros residuos al mar.
El aire que respiramos pasa de uno a otro a través de ductos de aire acondicionado, pulmones y tráqueas, filtros y máscaras.
Los semáforos se encargan de dar a cada uno su turno para intercambiar nuestros lugares al interior de los canales de la gran ciudad.
Somos cyborgs que no recordamos nada sin buscarlo en una pantalla, todos los recuerdos de hoy son mensajes de ayer.
Reconocemos uno y otro ciclo, donde la ley de conservación nos hace conscientes de que nada desaparece, todo se quiebra y se recompone, se derrite y se funde, se ensambla y se destruye, en un ritmo frenético sin fin.