Inversiones & Valores

Artista: Juan David Medina

Curaduría: Carlos Quintero Valencia

Las obras de Juan David Medina se ubican en el centro de la tensión entre el sistema de las artes y el sistema económico local y global. Aparentemente, el artista no toma posición ni a favor ni en contra, dejando a los espectadores la posibilidad de reflexionar y recrear las múltiples relaciones y situaciones a las que se refieren sus obras. Sin embargo hay un punto crítico, que son las obras en sí mismas, que proponen un límite entre diferentes realidades y contextos. Ese límite es la superficie de la pintura, donde se plantea un antes y un después, un allá y acá, una realidad y una irrealidad, la ilusión y la desilusión.

El artista despoja a sus pinturas de la ilusión al utilizar el vidrio como soporte. Estas parecen ser el producto de actos marcados por un sentido elevado de la ética y la honestidad artística, además de un pensamiento refinado y complejo, develando y poniendo al frente a la ilusión en sí misma. Al utilizar el vidrio, un soporte ya presente en la historia del arte desde los vitrales de la Edad Media, en la pintura europea de siglos anteriores y, sobre todo, siguiendo un referente inmediato como parece ser La mariée mis à un par ces célibataires, même, popularmente conocido como el Gran vidrio de Marcel Duchamp, Medina plantea una transparencia que devela el dispositivo ilusorio de la pintura, desnudándola. Dejar ver la parte de atrás, inhibiendo el efecto ilusorio de ventana, eliminando la ficticia espacialidad y profundidad, es un acto de verdad del artista, de presentar de manera descarnada lo que es, sin la ilusión mimética, sin la representación directa del objeto, sino poniendo en evidencia lo que podemos considerar una presencia fantasmal, su huella mínima sobre la débil y quebradiza superficie. Esta toma de posición, también se acerca a los Conceptos espaciales de Lucio Fontana, quien rasgó y perforó sus lienzos para dejar en evidencia el verdadero espacio de la pintura o el Distanciamiento de Bertold Brecht, quién rompió la ilusión de la representación teatral al dejar en evidencia el montaje o a los actores.

En las obras de este artista, la ilusión tiene una presencia trágica. Si bien, la representación se distancia de la mímesis naturalista, las obras refieren a la ilusión del consumo, del mercado, de la economía. La lucha del individuo frente al sistema económico global parece perdida. Las barricadas se levantan para reclamar los derechos, para oponerse a las fuerzas. O ¿ni siquiera hay lucha? ¿Sólo un frenesí? ¿Un delirio? Lo que sucede es que los valores se invierten. El objeto y el sujeto desaparecen de la escena y sólo queda el dispositivo económico, el sistema. En síntesis, sólo queda el vacío señalado, como producto, como valor. Valores e inversión*.

*Fragmento del texto curatorial realizado por Carlos Quintero Valencia

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